Cuando cruzas el umbral del Monasterio de Santa María de Rioseco tienes la sensación de entrar en un lugar prohibido y lleno de misterios. Situado en el norte de la provincia de Burgos, el recinto conserva las preciosas ruinas de lo que en su día fue un monasterio de monjes de la Orden del Císter.
Tuve la suerte de realizar la visita en completa soledad. Descubrir cada rincón sin otro sonido que el de los pájaros y el agua del cercano río Ebro es una experiencia inolvidable. Sin duda, el claustro de los monjes es el lugar estrella de la visita pero, entre sus cuidadas ruinas, podemos descubrir también el interior de la iglesia, la sala Capitular, el Claustro de la Hospedería y su entrada principal.
El entorno que lo acoge no se queda atrás en belleza. En plenas Merindades burgalesas, el monasterio se ubica al comienzo del valle de Manzanedo. Se trata de un idílico y desconocido valle un poco alejado de las clásicas rutas turísticas, donde el río Ebro fluye paralelo a pequeños pueblos y aldeas.
Rehabilitación y voluntariado
Pero no siempre ha lucido tan bonito y coqueto como lo hace ahora. El abandono y las ruinas se apoderaron de él durante décadas. En el siglo XIX comenzó su época de decadencia debido a diferentes hechos históricos, como la Guerra de la Independencia y las desamortizaciones españolas. Su mala suerte continuó durante el siglo XX con un abandono prácticamente total y su evidente expolio.
Afortunadamente, el destino del monasterio cambió radicalmente en el 2008 gracias al párroco de Rioseco, Juan Miguel Gutiérrez Pulgar. Juan Miguel se mostró decidido a recoger el testigo de aquellos que, siglos atrás, se esforzaron en levantar los muros de este precioso e histórico lugar. Su trabajo y esfuerzo por dar a conocer los problemas de este patrimonio olvidado por las instituciones públicas, han dado paso con los años a una plataforma ciudadana consolidada llamada `Salvemos Rioseco´.
Hasta la fecha, han sido ya cientos de voluntarios los que han pasado por las ruinas, luchando por conseguir que la maleza y la destrucción no se vuelvan a apoderar de todos los rincones. Sin esta lucha y trabajo desinteresado es más que probable que el Monasterio de Santa María de Ríoseco hubiese sucumbido a la destrucción de varios siglos de historia.
La verdad es que me ha parecido una iniciativa estupenda. Si quieres apuntarte y aportar tu granito de arena a la causa lo puedes hacer a través del correo electrónico voluntariado@monasterioderioseco.com. También se puede colaborar con esta plataforma comprando algunos de los productos que ofertan como libros, camisetas y hasta vino Rioja de ‘Salvemos Rioseco’. Toda la información se encuentra web oficial del Monasterio de Santa María de Ríoseco.
Visitas guiadas
La entrada es libre y gratuita todo el año. Ademas, durante los meses de julio, agosto y septiembre se ofrecen visitas guiadas gratuitas para conocer el monasterio y su historia al completo. Estas visitas están también organizadas por voluntarios y el afán de dar a conocer los misterios que encierran sus muros.
Puedes acudir en horario de 12:00 a 14:00 horas y de 18:00 a 20:00 horas en días laborables. Los días festivos aumentan una hora su horario de tarde abriendo de 17:00 a 20:00 horas. Durante el resto del año también las organizan para grupos a partir de 10 personas. Conviene reservar tu plaza con antelación. Para hacer reservas o resolver tus dudas puedes escribir un email a visitas@monasterioderioseco.com.
Cómo llegar
Para acceder a la zona hay que llegar hasta el pueblo de Incinillas, muy cerca de Villarcayo. Una vez allí hay que desviarse en dirección a Manzanedo y, apenas tres kilómetros después, os encontrareis con un cartel que lo anuncia y un pequeño aparcamiento junto a una presa del río Ebro.
Ya sólo queda un corto camino peatonal de ascenso que nos lleva directos a la puerta principal de acceso al monasterio.
Valle de Manzanedo y alrededores
El monasterio de Rioseco no es el único atractivo del Valle de Manzanedo. Si quieres hacer una escapada de un día por esta zona tendrás bastantes opciones a valorar. Las Merindades tienen infinitas posibilidades turísticas para ofrecerte, pero voy a centrarme sólo en dos recomendaciones cercanas.
Parque Natural de las Hoces del Alto Ebro y Rudrón. Como su propio nombre nos indica, el curso de estos ríos es el principal protagonista. Una parte del Valle de Manzanedo está integrada dentro del Parque Natural y, por ello, la visita se hace casi obligatoria. Es una zona bastante extensa donde puedes disfrutar de pueblos con encanto, cañones, cascadas, miradores y un largo etcétera.
Desfiladero de los Hocinos. Junto a la localidad de Valdenoceda tenemos este bonito desfiladero que se puede recorrer en coche o a pie. Merece la pena dejar el coche aparcado en el propio Valdenoceda o junto al puente del Aire y realizar alguna de las rutas de senderismo donde el río Ebro sigue siendo el protagonista del paisaje. Las hay para todo tipo de personas y estados de forma.
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